lunes, 29 de septiembre de 2008

DESTRUCTION

un desastre total, mi papa descubrio que me cortaba las muñecas, no hay nada peor que la mirada de un padre preguntandote por q?y para colmo de males, mi mama cuando dice "vos no sos mi hija". Pero lo peor es que una se siente tan pero tan egoista que no tiene ganas de vivir :( Anyway, worst day ever.mi propia vieja me trata de loca.....me voy a la facu, hoy rindo parcial! gracias qien qiera qe lea esto. Es una muestra de apoyo.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Ana y sus hermanas

Ana y sus hermanas





Ayunos, laxantes, peluches y sueños de perfección. Un movimiento global pro anorexia desafía al oficialismo clínico y pone en riesgo la salud de millones de jóvenes mujeres que le rinden culto clandestino a Ana: deidad del país de la anorexia.



"Los primeros tres dias sin comer son los más difíciles. El primer día de ayuno estás con todas las pilas. Recién empezás, ayer te comiste todo y hoy no vas a comer nada. Estás feliz por tu poder de decisión, por estar ejerciéndolo. No tenés hambre. El segundo día es terrible. Ya ves comida por todas partes, te recostás y tu almohada es una empanada. Estás todo el día pensando en eso, pero te la bancás. El tercer día es el peor. Hace más de cincuenta horas que no probás nada y la comida ya está en tu cerebro. Al cuarto día te olvidás de cómo es masticar, no te acordás del sabor de la comida. Quinto, sexto, séptimo día… fue. Después, podés estar dos meses sin comer y no te pasa nada."
Cielo, la chica de esta historia, tiene 20 años y es anoréxica. Pero esta nota no se resume en eso porque ella, la que relató las consecuencias del ayuno como experiencia "no ordinaria" acá arriba, es sólo un ejemplar de un extendido y subterráneo fenómeno global con raíces ancestrales; y las amigas de Cielo, y la propia Cielo con su alcurnia platense, no son más que otras de las fojas complejas de esta fábula verídica.
Cielo está rapada y su carita gris vive acomplejada por las contradicciones de su boca (y no hay nada de literal en esto). Sus piernas caen de la silla en diagonal y ella no atina a levantar la cabeza. Su mirada está lejos, claramente afectada. Sólo piensa en dos cosas: 1) las calorías que consumió hoy –18 en total, culpa de una rodaja de pan lactal– y 2) cómo evitar la inminente internación. Estamos en el comedor de la UCA, la Universidad Católica Argentina, de donde acaba de ser expulsada. Así fue el primer encuentro de una saga que duró más de dos años; meses en los que Cielo narró –en tiempo real– el avance de su patología alimentaria (que, al mismo tiempo, interactúa con otros desórdenes de tipo psicológico; o, en todo caso, es un cuadro dentro de otros cuadros de lo que ella misma denomina sus "carencias") que pone en riesgo su salud: relató cómo se comió equipos médicos íntegros, desbarató los controles de sus padres y enamoró psicólogos hasta dejarlos sin defensa como parte de su lucha, una cuyos matices religiosos no dejan de sorprender. Más de dos años en los que Cielo pasó de ser candidata a joven exponente del nuevo periodismo o candidata a pop star de canto-bar con covers de Shakira (mandaba mails, conseguía sus fechas) y ahora es candidata a escritora de literatura juvenil: Planeta promete su libro Abzurdah para este mes de julio, en la línea de la italiana Melissa P ( Cien cepilladas antes de dormir ) o la china Wei Hiu ( Shangai Baby ), best sellers con sustento autobiográfico y alto impacto. Cambió mucho, pues, en estos dos años, pero si algo no dejó de ser jamás es una chica anoréxica. Por aquellos días, detectada la patología, su madre buscaba de mil modos cuidarla/curarla. Y ella escribía bocetos como éste: "La anorexia evolutiva o proactiva no es una enfermedad ni un desorden (…) No se equivoquen: los anoréxicos tienen apetito e instinto de supervivencia como cualquier otra persona. Los seres humanos estamos signados no sólo a poner alimentos en nuestra boca sino a buscar esa experiencia repetidamente. La principal diferencia de los anoréxicos evolutivos es que preferimos decir no a esos impulsos. Elegimos decir: «Okey, pero sólo estas comidas y esta cantidad»".
Ahora, esos textos pueden quedar en la versión final del libro y esa misma madre planea el prólogo de la obra de su hija.
Cielo forma parte activa, se siente militante, creyente, de una red secreta que puede parecer de origen contemporáneo pero en rigor es vieja, se dice que ancestral: el "Anaísmo". Los devotos de Ana como una deidad perfecta y hermosa forman un movimiento mundial que encarna hoy la romantización de la inanición maldita que profesaban las hijas descarriadas de la próspera burguesía del siglo XIX y que se extendió hasta la cultura pop de una era. De Catalina de Siena a Karen Carpenter. De Benventura Bojani a Kate Moss.
Esta vez el credo lo encarnan cientos de miles de chicas anónimas, jóvenes mujeres de entre 13 y 30 años que articulan células en la Net para compartir sus creencias y experiencias. Y por eso Cielo dice cosas como ésta, que no sorprenderían a nadie en boca de un religioso pero sí en la de ella: que sólo siente que alcanza la belleza cuando le ofrenda su fe a Ana, la Diosa Anorexia. Flequillo negro, tez paya, Cielo Latini es una Celeste Cid de barrio cerrado. Encapsulada en su dormitorio –una enorme caja blanca con vista al parque, alfombrada de peluches–, no usa balanzas ni cintas métricas. Vive a laxantes, pesa 47 kilos y se tatuó ese número en la muñeca izquierda, en rosa, para recordar siempre su primer goal, el primer objetivo cumplido en su escalera "a la perfección": bajar de 62 a 47 kilos (aunque su "horizonte" sea 40).
Cielo empezó por casualidad: una amiga le metió dos dedos en la garganta para librarla de una borrachera estudiantil y se sintió aliviada. Así empezó. Después, pensó: "¿Para qué vomitar si puedo no comer y listo?". Cuando lo cuenta, desliza que si vomita nadie escucha las arcadas: pone al taco un disco de Nightwish, su banda emo-gótica favorita. Con la traba de la puerta puesta, mide experta la exposición de sus huesos con el dedo anular y constata de modo obsesivo las modificaciones diarias de su anatomía. Luego se fotografía las costillas con la camarita de la computadora por cuarta vez en el día y se va a acostar, aunque el hambre no la deje en paz durante toda la noche. Antes, tiene que postear estas fotos en su página web (la primera y única página argentina pro Ana, mecomoami.com.ar; al cierre de esta edición censurada por enésima vez) con la especificación de las calorías que consumió hoy y luego dejar unos comments en su propio flog (fotolog.com/abzurdah).
Todas hacen lo mismo. En el grupo de MSN que tiene Cielo (todas tienen uno), de unas cincuenta integrantes, están, entre otras, una norteamericana (Ryanna, 15 años), una alemana (Ina Wiesmann, 19 años) y una chica de Alaska (Jessica Passini, 17 años), que aceptan explicar sus manifiestos a Rolling Stone.
Las ventanas del chat se abren con una sinceridad que estremece (y con la impunidad de la distancia). Ryanna, nos cuenta, empezó a inducirse el vómito a los 12 añitos: cuando en unas vacaciones cerró el estómago durante una semana porque su primita de Nueva York andaba de visita… y a ella le dio envidia. "Después de eso, entendí que era capaz de captar la atención muy rápido", admite. Y repitió el truco hasta que se volvió una especie de hábito, un acto reflejo para probar si realmente podía sentirse cuidada o no. Ella es la más apasionada del grupo, una típica novata romántica.
Ryanna dice:
Ana es algo con lo que nacés. No te deja ni se va, solamente es silenciada.
Juan dice:
Pero ¿qué es Ana para vos?
Ryanna dice:
Ana es parte de mi cuerpo, siempre está ahí. No me puedo ver sin Ana. Yo amo tener control sobre mi cuerpo y ser flaca.
Juan dice:
¿Y qué pensás de la recuperación?
Ryanna dice:
No existe, nunca voy a dejar que me atrapen. Además, aunque soy muy chica, puedo asegurarte que para una anoréxica nunca cede la tendencia a no comer, a ejercitar de más, a contar las calorías.
La alemana Ina escribe: "Ana esta en mi mente. Ella puede ser positiva y negativa, pero sólo esos dos extremos. No hay grises en cuanto a sentimientos. Ella me hace sentir muy bien o extremadamente deprimida, triste, enojada y desesperanzada". Ina estuvo internada dos años y consiguió salir: "Mintiendo, obvio", afirma. Asegura que logró la confianza de los controles médicos cuando quedó embarazada. Eso hizo que consiguiera "alternar cronograma" (para volver a la vida real, a alimentarse) y pasar sólo cinco días a la semana en el hospital, durante medio día. Además, la panza le devolvió la ansiead y recuperó las ganas de comer. "Pero nunca dejás de ser anoréxica", tipea segura.
Juan dice:
Una vez adentro, ¿jamás te sentís capaz de dejar a Ana?
Ina dice:
La recuperación, esos momentos en los que sentís ganas de comer, son fantásticos: no tenés que esconderte, tu familia de pronto te quiere y el mundo parece enderezarse de repente. Pero es muy difícil. A mí, Ana nunca me deja. Ni siquiera mientras veo crecer a mi hija.
La de Alaska es una chica de 17 a la que Cielo describe como "muy competitiva, con mucho para ser una gran militante". Ella pone una foto detalle de sus costillas en el visor del msn y me dice: "Acabo de cenar, y despellejé las arvejas enfrente de ellos. ¿Vos pensás que se dieron cuenta? Claro que no… ¿Sabés por qué? Yo creo que, en el fondo, porque no les interesa", sentencia sin trabas, ante mi asombro. Y termina: "Para mí, Ana no son mis ojeras ni los moretones que se me hacen en las uñas o en los brazos cada vez que alguien me toca. Para mí, Ana es la seguridad; una jaula, mi mejor amiga y mi peor enemiga. Es mi hermana y mi madre, alguien a quien simulo odiar y amo secretamente. No podría vivir sin ella".

miércoles, 25 de junio de 2008

Ana y mia, mi historia, mi vida

Esta pagina no pretende hacer daño a nadie, no es lindo ni glamoroso así que si no tienes las cosas claras por favor sal de esta web, yo no voy a ser responsable de la enfermedad ni las decisiones de nadie, si no te interesa también tienes derecho a expresarte, simplemente te pido que tengas un respeto a todas las personas que llevamos éste estilo de vida. En éste blog no ofendemos a nadie, así que te pido que no lo hagas tampoco.

Si estas en tratamiento/recuperación, el contenido de este sitio puede afectarte, te recomiendo que te retires de el. Los desordenes de alimentacion y/o trastornos alimenticios no son una broma y causan daños irreparables, tanto a tu cuerpo como a tu mente. Que quede claro que aquí no se incita a nadie a ser ana/mia, este es un blog de MI VIDA, creo que todos tenemos derecho a expresarnos libremente.
Éste blog NO PROMUEVE la anorexia ni la bulimia, es un espacio para aquellas personas que No necesitan de un tratamiento, así que si lo necesitas o crees que esto es una nueva moda, te invito a retirarte también. Somos libres de expresar lo que somos, yo soy ana/mia y escribo sobre mi vida, nadie tiene porque seguir mis pasos ni los de otras personas. En este sitio no vas a encontrar consejos de como vomitar ni como no tener hambre, porque una verdadera bulimica/anorexica vive con eso, no necesita aprenderlo.
Que quede bien en claro que estoy totalmente en contra de todas las personas que "quieren ser princesas". Princesa se nace, y no es un privilegio.